La economía circular emerge como uno de los pilares clave para avanzar hacia un modelo de desarrollo verdaderamente sostenible, y con ello la necesidad de repensar el modo en que producimos, consumimos y desechamos. Sin dudas, que la propiedad intelectual y economía circular nos impulsan a debatir un poco más.
Y en este punto, hablamos de propiedad intelectual, ya que es quien atiende el marco legal e institucional que regulan las nuevas formas de sostenibilidad.
Frente a las demandas de una economía sostenible (basada en la reutilización, la reparación y la colaboración), la PI tiene el potencial de actuar como habilitadora de soluciones concretas, garantizando que el conocimiento y la tecnología circulen, sin dejar de proteger los intereses legítimos de quienes invierten en ese desarrollo.
Innovación protegida y compartida: el equilibrio que exige la economía circular
El desarrollo sostenible requiere ingenio, creatividad y sistemas sólidos que respalden la generación y aplicación de nuevas soluciones. En ese camino, los derechos de propiedad intelectual pueden, creemos que deben, cumplir un rol estratégico: proteger las ideas, facilitar su adopción en distintas regiones y sectores, y estimular la inversión en nuevas tecnologías y modelos de negocio sostenibles.
De hecho, organismos como la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) subrayan que la PI es un elemento habilitador esencial para apoyar esta transición. No se trata únicamente de proteger invenciones, sino de abrir caminos para su uso responsable.
Iniciativas como WIPO GREEN, que conecta oferentes y demandantes de tecnologías sostenibles a nivel mundial, son un ejemplo de cómo la PI puede funcionar como estimulador e impulsador del cambio.
Algunas empresas están comenzando a aplicar modelos flexibles: licencias abiertas o no exclusivas, estrategias de publicación para asegurar el acceso libre a ciertos desarrollos, y alianzas con filtros éticos. Estas prácticas permiten compatibilizar la necesidad de mantenerse competitivas con una contribución genuina a los objetivos globales de sostenibilidad.
El rol transformador de la PI en el desarrollo sostenible: innovar con ética
El camino hacia una economía circular no exige la renuncia a los derechos de propiedad intelectual, sino su gestión con una mirada más estratégica, ética y colaborativa.
En este nuevo contexto, la PI puede ser una herramienta de equilibrio: proteger la creatividad y la inversión, al tiempo que permite modelos de acceso justo, alianzas multisectoriales y difusión responsable.
La clave está en reconocer que los principios fundacionales de la PI no están difiriendo con los objetivos de sostenibilidad. Por el contrario, son compatibles si se aplican con visión a largo plazo, apertura selectiva y un fuerte sentido de responsabilidad.
Recordemos que las bases de la PI son: incentivar la innovación, promover el desarrollo tecnológico y generar valor económico
La economía circular nos incluye a todos: gobiernos, empresas, consumidores y, por supuesto, a quienes trabajamos con propiedad intelectual. Adaptarnos no implica ceder, sino evolucionar. Y eso, también se considera innovación.