Javier Eguía: buscamos ir un paso adelante

Un viaje hacia el interior con Javier Eguía

Se podría decir que, a medida que creció, Javier fue cruzando la ciudad de sureste a noroeste: “Nací y viví mi infancia en Barrio Crisol; de adolescente, me fui a Nueva Córdoba, hasta que me casé y me vine a Villa Belgrano. Desde el 2001 vivo en Lomas de la Carolina”, relata.

¿Qué recuerdas de los espacios de tu infancia?

«Mi casa de Barrio Crisol. En el patio tenía un arenero donde me encantaba jugar. También había una huerta que me encantaba, lo que más me gustaba era andar en bici en la vereda, aún recuerdo la felicidad que me dio que mi mamá me dejara dar la vuelta completa a la manzana».

¿Qué de las cosas que nombras, aún tiene Javier Eguía?

¿Cómo surgió construir?

«Siempre fui de la idea de que uno se tiene que diversificar en este país tan cambiante. Me gustaba el negocio inmobiliario, y me salió bien; lo primero que hice fue administrar unas propiedades de mi padre cuando tenía 17 años, después a mi tío, luego me endeudé, compré y así fui haciendo la ruedita, hasta hoy».

¿Te involucras mucho?

«Sí, y tengo el apoyo de mi esposa, Verónica Cima, que es abogada, pero su segunda profesión es el diseño. A los dos nos gusta intervenir y nos da placer participar en el diseño. Tratamos de buscar colaboradores que nos rompan la cabeza con cosas nuevas. Es fácil en Córdoba destacarse si uno ha viajado un poco por el mundo, no hace falta ser muy avispado para hacer algo distinto. Lamentablemente, creo que Córdoba ha caído mucho en los últimos 20 años. Por eso, tratamos de aportar nuestro granito de arena a una ciudad más bonita, sustentable y amigable, de hacer cosas lindas, que gusten. No cuesta mucho más dinero hacer las cosas pensadas, quizás sí un poco más de tiempo y esfuerzo».

¿Con qué estilo se identifican?

«No podría decir que tengamos un estilo que sea el que más nos gusta. Mi casa urbana es de estilo moderno, blanca, con aberturas de aluminio. En cambio, la de campo tiene un estilo serrano, con piedra, madera y también con aberturas de aluminio, pero muy integrada en el ambiente: fue premiada como la mejor de Córdoba del año 2012 por Clarín. Este edificio -donde está la oficina- que también es mío, creo que es uno de los más lindos del Cerro, tiene una fuente en el ingreso, un jardín cuidado, revestimiento de piedra, detalles que hacen la diferencia. Ahora, estamos reciclando otro edificio y lo estamos haciendo con un estilo vintage industrial, tipo Güemes, y lo comercializamos  porque creemos que le puede gustar a gente joven. No nos atamos a ningún estilo, pero siempre tratamos de estar un paso más adelante y creo que lo logramos». Responde Javier Eguía.

¿Cómo se lleva Javier con los detalles?

«En esta oficina, por ejemplo, ves una pared hecha con durmientes de madera (en posición vertical), que se enfrenta a otra hecha con U-Glass (pared de vidrio): jugamos con esos contrastes».

¿Incorporan tecnología?

«Vivimos en Córdoba y uno tiene que saber el mercado en el cual trabaja. No puedo pretender hacer cosas que acá no se compren, así que aplicamos la mejor tecnología posible para el mercado: acá nadie te va a pagar un piso técnico con 20 centímetros de aire. Por supuesto, incorporamos todas las prestaciones necesarias, pero sin irnos a Nueva York ni a Puerto Madero. Dentro del mercado, tratamos de estar entre un 5 y un 10% mejor».

¿Y en tu vida personal?

«El celular para noticias y comunicaciones, pero también le pongo límites. Casi no uso Facebook, e incluso no tengo más e-mail en el celular, que ya dejó de ser instantáneo como era antes, cuando no existía WhatsApp, la aplicación que más uso. Hoy, tranquilamente, te puedes tomar un día para contestar un e-mail, para pensar, por lo cual lo saqué de mi teléfono. Tengo contacto con muchos clientes a través de WhatsApp, al que uso en la PC».

¿Y como entretenimiento?

«Me gusta mucho la astronomía y ahora estoy muy copado con una aplicación que se llama Star Tracker, que te va diciendo el nombre de las estrellas que está apuntando con el celular, a qué constelación pertenecen. Por supuesto, consulto el clima, y para escuchar música tengo Spotify Premium: lo compartimos en familia, lo uso más con el celular vía Bluetooth que en la compu. También tenemos Netflix. No soy fan de Apple, uso Sony. Auriculares no, porque me da miedo por ahí no escuchar un auto».

¿Celu integrado en auto?

«Mi auto es Audi, pero no tiene Bluetooth (risas). Es un A3 Cabriolet. El auto que más me gustó es el que tuve de adolescente, un Suzuki Vitara, a los 20 años. Ahorré un montón para comprarlo, me encantaba, fui a todos lados. Lo tuve que vender porque me casé, pero me dio muchas satisfacciones. El A3 es fantástico, anda muy bien, y también tenemos el auto familiar, una camioneta Toyota Prado,  muy confiable, hemos hecho muchos viajes en familia. De hecho, cambié a un modelo más nuevo y el anterior se lo vendí a un amigo. Cada vez que lo veo, le digo “me cuidás el auto” (risas). En ciudad prefiero el auto, pero para la ruta la camioneta, sin dudas».

¿Si cambiaras el A3?

«Me gusta mucho la Q5 (Audi), otro tamaño, obvio, y también me gustan mucho los BMW, que nunca tuve uno, aunque hice algunos test-drive. Audi y BMW son la misma cosa, maravillosos».

¿Te relaja manejar?

«Sí, hay pocos momentos en los cuales uno está solo y nadie te puede interrumpir. El auto es uno de ellos, estás ahí escuchando la música que te gusta, me genera placer no estar accesible durante un tiempo. También uso el manejo para hacer algunas escapadas; pronto nos iremos con mis hijos de campamento, hemos subido todos los cerros de Córdoba».

Y con la siguiente frase finalizó la entrevista Javier Eguía, nombrando otro de sus hobbies.

«Me gusta llegar con el auto a lugares difíciles, dejarlo y seguir caminando. Las sierras son maravillosas para eso», cuenta Javier Eguía.